Las competencias en los grupos humanos siempre han existido,
en todas las actividades ya sean deportivas, culturales, profesionales etc. Los
hombres y mujeres nos sentimos bien cuando ganamos y superamos a nuestros
"rivales", y a diario vemos actividades deportivas, y a los ganadores
se les recomensa con premios y prestigio.
En los deportes son conocidas las olimpiadas como como las
competencias de mayor importancia en la actualidad y sabemos que estos juegos
fueron invento de los antiguos griegos. Hay competencias no deportivas en
muchas ramas del saber humano y es muy conocido el premio llamado Nobel, que se
otorga a científicos, escritores y personas sobresalientes. Además de estas
competencias tan importantes ya sean deportivas o mentales, todos los seres
humanos cotidianamente estamos compitiendo por obtener algo, ya sea en nuestras
actividades profesionales, culturales, comerciales etc.
En todas las actividades siempre hay que competir, por
ejemplo los estudiantes ahora desde edades tempranas (preescolares) tienen que
tener ciertas habilidades para poder ser admitidos a los centros escolares y en
algunas ciudades los niños más hábiles física y mentalmente son destinados a
ocupar los mejores jardines de niños. Los concursos de belleza son
competencias, y las mujeres utilizan ahora recursos cosméticos y quirúrgicos
para lograr sobresalir sobre las demás. Los deportistas incluso utilizan
sustancias prohibidas para mejorar su rendimiento a pesar de que presenten
reacciones adversas para su salud.
Para obtener triunfos hay trucos y estratagemas muchas veces
lícitos, y otras veces ilícitos como son el uso de los esteroides en los
levantadores de pesas. ¿Será que ya en nuestros genes existe esta necesidad de
competir desde el nacimiento y que sea parte de nuestra existencia por siempre?
Las
palabras sabias muy conocidas "Lo más
importante no es ganar, si no competir, así como lo más importante en la vida
no es el triunfo, si no la lucha, lo esencial no es haber vencido, sino haber
luchado bien”, que fueron mencionadas por Pierre de Coubertin en la
inauguración de los Primeros Juegos Olímpicos internacionales (de la era
moderna) realizados en Atenas; nos muestran la escencia de las competiciones no
solo deportivas si no de la vida misma.
El deseo exagerado de ganar algo ocasiona
frustraciones y malestares, y el ganar no es lo escencial en la vida. Por ese
deseo aferrado de ganar muchos deportistas se han aislado y se han debilitado
socialmente. Se convierten en seres en pos de una ambición pero infelices. Y cuando
son infelices, incluso la victoria sabe a poco.
Las competencias a nivel superior siempre
exigen férrea disciplina y absoluta dedicación, normalmente durante muchos años
seguidos. Y entre más se haga el esfuerzo la derrota ocasionará mayor
desilusión y sufrimiento.
Las palabras de Pierre de Coubertin nos hacen
reflexionar, y pensar que en todas nuestras competencias en donde participamos siempre debemos pensar en el bienestar que conlleva el hecho de participar y no solo en el
triunfo. El hecho de estar compitiendo,
lo debemos considerar como un juego que se disfruta, que nos ocasiona
satisfacciones, alegrías y tranquilidad. Estas sensaciones de bienestar, en las justas deportivas y en
las actividades de nuestra vida, son de más valor que el obtener triunfos a
costa de sacrificios y malestares.
Es mejor también competir con nosotros mismos
en lugar de hacerlo contra los demás, esto nos proporciona mayor seguridad,
tranquilidad y como consecuencia mayor felicidad.