El personaje en nuestras vidas que seguramente más amamos es nuestra madre.
El amor es total, incondicional, sincero, lleno de ternura (la mayoría de las veces), Y el amor a los hijos también es diferente a los otros tipos de amor. Pero también estas relaciones de madre-hijo y viceversa son motivo de sufrimientos ya que en ocasiones el amor se convierte en una verdadera actitud de "aferrarse" a este ser con sentimientos de posesividad y de inmortalidad. Estos sentimientos pueden ser dañinos y perjudiciales, pero en ocasiones son irremediable.
Como cuando los hijos se casan y se van, o se van a estudiar lejos del hogar (El segundo parto), es tan doloroso como las contracciones uterinas ó quizá más. ¿Cómo poder amar sin sufrir? Quizá comprender que no tendremos siempre una madre, que ella se enfermará y se irá algún día, quizá comprender y delimitar bien el tipo de amor y que no se vuelva un amor patológico.
Por otro lado, las madres de ahora son más fugaces, el tiempo que le dan a sus hijos ha disminuido, ahora se distraen mucho con otras actividades independientes de las propias del hogar, ya sea por necesidad o por superación personal. No se debe olvidar que el tiempo que pasan los hijos en el hogar es muy corto, y se tendrá que aprovechar de la mejor manera. Hay tantas cosas que comentar, y reflexionar.
Michael Murphy
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