domingo, noviembre 11, 2012

CAMINAR TENIENDO METAS





Recuerdo muy claramente una lección de vida que recibí cuando cursaba el 4o. grado de educación primaria, simple, sencilla, pero que a la vez me dejo además del recuerdo,  una enseñanza perdurable. 

Nuestro maestro de educación física nos enseño a caminar formados, por estaturas y en completo orden y silencio; fijándose bien y corrigiendo nuestra postura, nuestro braceo, nuestra manera de caminar y de mantenernos erguidos. El grupo como se puede imaginar era irregular, puesto que unos alumnos muy gallardos contrastaban con otros muy desganados y en estos últimos una compañerita marchaba totalmente desinteresada, aburrida, desatenta y por lo tanto sin "llevar el paso". Al fijarse mi maestro en ella. detuvo la marcha, y con la autoridad que siempre reflejaba, llamó al centro del patio a la compañera distraída, para corregirle su actitud.  Simplemente la hizo caminar enfrente de todos unos 10 metros y lo hizo con la cabeza agachada, con los brazos sin ritmo, con los pies casi arrastrando avanzó hasta que el maestro la hizo regresar.

Después el maestro saco de su bolsa una moneda y la lanzó unos 10 metros y con pocas palabras le dijo: vuelve a caminar y tráeme  la moneda. Mi compañera, un poco asombrada, asustada y apenada, avanzo rumbo a la moneda, pero en esta ocasión caminó más erguida, más rápido y con un braceo  más notorio y regular. Regresó la moneda al maestro de la misma forma, con más ritmo y confianza, entregándosela rápidamente.  

Mi maestro no  hizo muchos comentarios, solamente nos demostró la diferencia que hubo entre la  manera de caminar cuando no se tiene una meta, y el cambio cuando hay un objetivo o un fin determinado (moneda). La  actitud se modificó, la manera de caminar fue diferente cuando mi compañera tenía en mente una objetivo. 

¿Cuál fue la lección? 

Es muy claro que caminar en la vida sin un proyecto, una meta, un fin determinado; vivir sin tener una ilusión,  es avanzar a la deriva, sin ánimo, con flojera, y con desequilibrio y asimetría.  En cambio teniendo metas y proyectos firmes, seguros, claros, el caminar en la vida se hace con diferente actitud, se vive de diferente manera. 

En cualquier etapa de nuestra vida tenemos metas, y objetivos. Nos encaminamos hacia ellos y los cumplimos. La satisfacción, que sentimos al haber cumplido lo que nos proponemos nos hace ser felices. El vivir sin alcanzar nada, es dejarnos llevar por la corriente, y sin hacer nada por lograr algo. Esto nos lleva a un pozo de insatisfacciones e infelicidad.

Mi maestro de Educación física, con una formación integral, humana y filosófica, nos enseño mucho esa mañana en la clase que tuvimos una mañana de hace ya muchos años. La actitud de mi compañerita frente a sus tareas y acciones cambió para bien y se notó un aumento en su disciplina y orden en sus actividades. 

La educación debe ser constante, en toda la vida, siempre adquirimos conocimientos y uno de nuestros objetivos es orientar y educar a los jóvenes así como a nosotros nos enseñaron.
Nosotros mismos nos podemos fijar metas y destinos, algunas veces los objetivos nos serán señalados por otras personas y tendremos compromisos que cumplir. Avanzar con rectitud, con firmeza y con determinación, para el cumplimiento de estos objetivos será mas digno que si avanzamos sin ideales y sin buenos propósitos.

Seguiremos avanzando en la vida como mi maestro nos señaló para siempre.

Michael Murphy