sábado, octubre 16, 2010

EL PROBLEMA DEL RENDIMIENTO ESCOLAR EN LOS NIÑOS

Sucede con frecuencia que los hijos niños y adolescentes pierden el interés por la escuela, por sacar buenas calificaciones y por aprovechar el tiempo en lecturas o actividades culturales. Hay distracciones, y todo esto ocasiona una preocupación mayor en los padres. Esto puede ocurrir por algún cambio en la rutina de la familia, o por algún suceso importante, como puede ser la separación de los padres, los disgustos frecuentes o algún suceso que ocasione preocupación o tristeza en la familia.
Algo en la familia le afecta al niño de tal manera que pierde el interés por la escuela.

La falta de interés es porque está deseando que alguna situación se componga dentro del ambiente familiar y es una forma de llamar la atención. Por ejemplo si hubo una separación de sus padres, el sacar bajas calificaciones es un intento que hace el joven o el niño para que sus padres se den cuenta que es por su culpa por la que está fallando.

Pero muchas veces no hay motivos tan graves para que pierda este interés, puede haber motivos de falta de táctica de los padres.

Es muy común que el niño sea presionado por sus padres para que saque buenas calificaciones, y los padres le exigen y le dicen constantemente: ¡tienes que estudiar, porque si no que vas a hacer en tu futuro! ¡Estudia! ¡Estudia!. En estas condiciones el niño se da cuenta que sus padres no tienen el más mínimo interés por él como persona, como hijo, como humano. Se da cuenta que el interés de sus padres es solo que saque buenas calificaciones. El niño no piensa en el futuro, el niño solamente vive su presente, y algo importante de su presente es sentirse “amado”, “aceptado” así como es, tiene que sentirse querido por sus padres y demás familiares… Y ante esa presión de sus familiares está percibiendo una NO aceptación de sus padres, porque no estudia, y observa que sus padres en lugar de darle afecto y amor, le están constantemente diciendo: ¡vas muy mal, no estudias, eres flojo, hoy no sales, hoy tienes que estudiar todo el día! Que presión tan fuerte siente, porque no obtiene ninguna ayuda, no obtiene ninguna palabra de aliento de apoyo por sus padres, lo que siente es frustración, humillación, y falta de cariño. Sus padres lo que quieren es solo Ver en su boleta, nueves y dieces. No demuestran ningún interés en su hijo como ser humano. Y eso lo percibe el niño.

Ante esta situación de desaprobación, el niño menos estudia, no tiene afecto, ni comprensión, y sus padres no tienen empatía hacia él. No se ponen en su lugar. Lo que quieren sus padres es solo “buenas calificaciones”.

Ante situaciones así, los padres no tratan de buscar la causa por la que el niño no estudia o pierde el interés por la lectura etc., se vuelve adicto a la televisión o a los juegos electrónicos. Los padres deben preguntarse ¿Qué causa importante puede explicar la falta de rendimiento escolar?

Al buscar las causas, se encuentran siempre que están en los mismos padres. Principalmente el poco interés que ponen a su hijo como persona. Muchas veces el niño no muestra interés por estudiar, ni por hacer buenas tareas, precisamente porque es una forma de “decir: ¡no me hacen caso” solo les interesan mis calificaciones¡, y otras veces los padres para recompensar la falta de afecto le compran artículos y juguetes caros para tranquilizarse y pensar: “quiero mucho a mi hijo”. Siendo que en realidad son otras necesidades que tiene, como la tranquilidad del hogar, el amor, la comprensión, el saberse amado, abrazado, y ACEPTADO como es.

Todo lo anterior muchas veces el niño lo percibe inconscientemente, y también los padres actúan erróneamente de manera inconsciente. Esto es equiparable a la punta visible de un iceberg –su parte más pequeña – mientras que el grueso de la masa, al igual que los sentimientos y motivos inconscientes, permanece sumergida e invisible.

Los impulsos para que el niño no estudie, y los impulsos para que los padres le insistan tanto son inconscientes. Y en las personas, todos los procesos por medio de los cuales actúa el inconsciente son desconocidos y a menudo contradictorios, y solo algunos de estos elementos llegan transitoriamente a la conciencia.

Los padres actúan por pensamientos y sentimientos en base a experiencias muy anteriores, y los niños también actúan inconscientemente. Sin embargo en la de los casos los niños renuentes a interesarse por sus clases sienten exactamente lo mismo: que sus padres se interesan por otras cosas mucho más que por ellos. Y los padres le hacen creer que se encuentra realmente en el centro del interés y del afecto pero por actitudes compensatorias.

Solo cuando se siente básicamente seguro de la aprobación de los padres puede el niño soportar sin sufrir daño alguno las críticas a su comportamiento, críticas que son inevitables al educarle.

Es triste ver que algunos padres no se dan cuenta de lo importantísimo que son para sus hijos. Y un error es que los padres se empeñan en que el niño obedezca los deseos de los padres, obediencia que los padres creen que es la única solución aceptable. Los padres se tranquilizan cuando los niños obedecen y consideran que van bien en su educación con esta técnica. Nada bueno para la confianza de los niños, esto crea enemistad entre padres e hijos y hace que, al crecer, el niño acabe alejándose de los padres física y emocionalmente.

Puede haber un intenso amor por los hijos, pero esa fuerza del amor hace que disminuya la justicia con él. Solamente cuando las emociones de los padres se acompañen de empatía y ver las cosas objetivamente desde las perspectivas del niño entonces se podrán descubrir los verdaderos motivos, de su actuación, o él sentirá la confianza de decirlos. Los padres deben salir de su mente y entrar en la mente de su hijo.

En algunas circunstancias, el niño le da la impresión de que lo único que le interesa a los padres es la reputación en la escuela, o sea la opinión de los maestros, de los compañeros de clase, y de la familia. El niño percibe que no importa como persona. Esto puede ocasionar el odio a los estudios, que el creé que para los padres son más importantes que él. En esta circunstancia el niño se siente utilizado en vez de apreciado, siente que lo tratan como objeto en vez de como sujeto, como a un productor en lugar de como a una persona.

Como la mayoría de las veces en el niño sus actitudes son inconscientes, y no tiene idea de por qué odia tanto los estudios, o de por qué tiene que evitarlos a toda costa, y a veces tampoco se dá cuenta de lo que más teme: la severa desaprobación de los padres.

A los adultos nos cuesta trabajo comprender el funcionamiento del inconsciente, ¿cómo podrían comprenderlo los niños? Muchas veces no lo pueden evitar, por ejemplo, desafiar los deseos de los padres. Cuando los padres se enojan y los reprochan lo poco que rinden en la escuela, los niños desesperan verdaderamente de sí mismos, puesto que no se sienten capaces de hacer lo que complacería tanto a ellos como a sus padres. Y el niño se ve obligado a negar su impotencia ante sí mismo, para lo cual recurre a afirmar que no quiere hacer lo que es incapaz de hacer. Conscientemente está desconcertado y solo puede decir: “Quiero estudiar, pero sencillamente no puedo”.

Ante estas situaciones los padres pierden la paciencia. Y ante estas contestaciones rechazan más a su hijo lo consideran rebelde y tienden a ejercer una presión aún más grande sobre él. Y esto hiere gravemente los sentimientos del niño. Ahora el niño no está molesto sólo con la escuela, sino también con los padres. Esto aumenta el enfado con los padres y todas las partes experimentan una infelicidad cada vez mayor.

Lo primero que deben hacer los padres es dejar de ejercer presión en el niño y luego han de aliviar los sentimientos de ansiedad motivados por la creencia de que a los padres les importa más su rendimiento que él mismo.

Si los padres comprenden eso, la situación cambiará radicalmente gracias a sus esfuerzos por convencerle de que en realidad sólo les interesa él, de que le aman y quieren que sea feliz. El niño se sentirá tranquilizado por la explicación de los padres en el sentido de que sus preocupaciones por su rendimiento escolar no eran más que una parte relativamente insignificante, y ahora se dan cuenta, errónea, de su gran preocupación por el bienestar de su hijo.
Demostrar que aceptan al niño tal y como es.

El niño necesita la confianza de los padres, deben tener confianza en que tiene la capacidad de que hará un buen papel en la vida. Si hay dudas, (fuente de las preocupaciones sobre su rendimiento escolar), eso es muy destructivo para el niño que ya de por sí tiene dudas en relación con el amor de los padres. El niño necesita la aprobación y apoyo de sus padres para saber que triunfará; es lo que más necesita para alcanzar ese objetivo. La confianza de los padres en sus hijos es lo que crea en ellos una confianza básica en sí mismos, en sus propias capacidades.

El bloqueo más importante de los niños es la necesidad inconsciente de desafiar a los padres. Se siente incapaz de rendir como podría rendir en la escuela. Si no se elimina este desafío, más adelante se puede reflejar en conductas delictivas, en el consumo de drogas, en el abandono de los estudios antes de terminarlos.
Las razones del niño y las razones de los padres deben reconciliarse de manera totalmente satisfactoria. Esto exige buena voluntad por ambas partes, pero más paciencia de los padres. Los padres deben comprender y apreciar lo que mueve a sus hijos. Cuando los padres comprendan cuales son o pueden ser sus motivos, no sólo será más fácil la comunicación , sino que debe ser agradable para ambas partes, la empatía por los hijos hará que sean más apreciados, y con esto los padres se sentirán más contentos y satisfechos de ser sus padres.

Muy interesante tema,,, Espero sus comentarios.


MICHAEL MURPHY




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