
Cuando le digo a mi mascota, NOOOOO rompas esa bolsa de basura; no hace caso y pareciera que le estoy diciendo ¡Anda, ve y rómpela!; si le digo NOOOOO comas esa basura, seguro que la come. Su comportamiento es natural, y no obedece, por la simple razón de que yo no soy adiestrador de perros, y mi perro no es humano. Ni siquiera entiende lo que es la palabra NO.
En los humanos la obediencia es difícil, y es diferente en cada etapa de la vida. En los primeros años, los padres dan muchas indicaciones y órdenes a los niños y entre más ordenan los padres se dan cuenta que los niños menos obedecen, y este problema se transforma en un verdadero martirio creando conflictos que progresan constantemente y llegan hasta el maltrato y violencia familiar.
Hay una ley del comportamiento humano conocida como “Ley del efecto contrario” que dice: “si te esfuerzas demasiado, no te resultará; no te esfuerces y sucederá”.
En el caso de los niños, se vuelven desobedientes porque son inteligentes, y la orden que se les da la toman como innecesaria o como injusta, ellos quisieran una explicación saludable, lógica, y amorosa. Ellos no quieren que les ordenen por medio de gritos o humillaciones. Los padres sobre todo los jóvenes no aprendieron y no les enseñaron a educar a los hijos. Los padres simplemente se casaron por atracción física, necesidad sexual y social y la mayoría no pensaron que dentro de los objetivos fundamentales del matrimonio está la educación de los hijos y formación de seres humanos buenos. Tan importante es este objetivo del matrimonio que apreciamos que en nuestra sociedad si hay una diferencia notable en los seres humanos a tal grado que hay buenos y malos.
La obediencia sin razonamiento es en ocasiones necesaria, por ejemplo en la educación de tipo militar en donde las órdenes no se discuten a pesar de que no se esté de acuerdo en ellas. También en los niños muy pequeños que no saben el distinguir lo peligroso y lo dañino, pues una orden sin más, debe ser obedecida. Pero lo malo es que los padres se acostumbran a ordenar, y a gritar y los niños crecen reflexionan y maduran y se les sigue ordenando de manera inadecuada.
Es difícil establecer límites y depende de cada familia y su formación, pero generalmente la neurosis, la incapacidad de educación, la falta de amor, las frustraciones, la incomprensión son fuentes que provocan maltrato e infelicidad a los niños. Los padres se desquitan con los niños de algo que les sucede o incomoda. Si los padres están anímicamente mal, los niños estarán sufriendo el sometimiento, las ordenes, los gritos y la mala educación.
Y de acuerdo a la ley del efecto contrario. Entre más se le ordene a un niño de manera inadecuada menos obedecerá.
La solución objetiva y concreta no la tengo, por que como pasa con mi mascota (perro), no soy adiestrador de perros, y ya pasó mi etapa de educar a niños. Solo hago esta reflexión por las observaciones, y conocimientos sobre la obediencia que tienen una importancia enorme para la formación de “buenos seres humanos”
Los padres no capacitados, tendrán que leer, escuchar, reflexionar, pensar y poner más atención en lo que ocurre con sus hijos. ¿El ambiente es amoroso? ¿Ordenan demasiado? ¿Los niños están felices con las actitudes de los padres? ¿Conocen los padres lo que sus hijos piensan de ellos? ¿Cómo desearían los niños que fueran sus padres?
Lo que si estoy seguro es que la ley del efecto contrario tiene que ver en la obediencia.
Saludos a Todos.
MICHAEL MURPHY