viernes, abril 20, 2012

ENTUSIASMO



El entusiasmo es una actitud positiva, y sensación de bienestar para realizar actividades y planear proyectos simples o complicados. Es una actitud que puede ser temporal, puede durar mucho tiempo o puede ser permanente. Las personas
tenemos diferentes grados de entusiasmo, desde un mínimo interés por hacer las cosas hasta la realización de nuestras actividades con gran placer. Cuando no hay nada de entusiasmo las acciones
se realizan con apatía y pesimismo que son las actitudes contrarias y negativas.

Cuando se vive con entusiasmo, los trabajos prácticamente se vuelven placeres, gustos y también la vida se vuelve agradable lo que influye en nuestra salud mental y física. Una persona entusiasta se puede reconocer por su optimismo al trabajar y vivir, por sus proyectos, sus objetivos que tiene, su afán de mejorar en todos aspectos, y además se ve saludable.

Esta actitud es hasta ahora la única manera de vivir placenteramente y el único remedio para no sentir el envejecimiento. No hay otros remedios; la cirugía plástica solo cambia la apariencia
física, pero el alma sigue siendo la misma. La buena nutrición contribuye a la salud desde luego, pero si hay pensamientos negativos, temores, apatía, pesimismo y envidias la persona se va a sentir enferma y desganada.

Se puede tener entusiasmo, a pesar de las adversidades que todos tenemos. Como todo en la vida hay un factor hereditario y un aprendizaje de vivir de tal o cual manera, en base a imitaciones y a conocimientos. Las buenas enseñanzas se adquieren no solo en la escuela sino en el hogar de nuestra niñez y en los hogares que nosotros mismos formamos. Se puede aprender y practicar esta actitud como en un entrenamiento o adiestramiento de algún deporte o disciplina.
Sabiendo que existe el entusiasmo y que se puede aumentar, habrá que decidirnos a practicarlo.

Valorar lo que tenemos, sin desear muchas cosas que están fuera de nuestro alcance, nos puede provocar tensión emocional y frustración al no poder tener esos objetos materiales o no materiales. Estos deseos de poder, de lujo, de competencia, cuando son exagerados son contrarios al entusiasmo, provocan depresión y pérdida de la autoestima e inseguridad. En cambio apreciando los valores físicos, morales, espirituales que tenemos, vemos la vida con mayor alegría y satisfacción, y estas sensaciones nos hacen ser entusiastas, y esto lo podemos poner en práctica si queremos.

El entusiasmo va unido a la humildad, a la sencillez, al amor por la vida y nuestros semejantes. No olvidemos que en nuestras familias tenemos que poner ejemplos, y tenemos la responsabilidad de educar a nuestros hijos como prioridad, inclusive más que obtener cosas materiales o beneficios propios.

Afortunadamente el amor y la enseñanza de valores no implica la necesidad de tener riquezas ni lujos. Las personas eminentes en su gran mayoría han tenido en su infancia, pobreza material.

Es triste ver a jóvenes en edad escolar, o universitarios con gran pesimismo hacia los estudios y hacia la vida misma. Pierden el entusiasmo muchas veces por aspectos económicos o familiares,
pero por gran pobreza que exista todos tenemos que valorar lo que somos, lo que tenemos, ser realistas y así se apreciaremos mas la vida.

Se ve con alegría también el caso contrario, ver a un adulto mayor trotando con ropa deportiva, o patinando en una pista con alguno de sus nietos y se ve con alegría ver gente mayor muy
productiva a pesar de su edad avanzada. La diferencia es el entusiasmo. La diferencia no está en lo material. El entusiasmo requiere de esfuerzos pero no de dinero.

Y es por ahora lo único que podemos practicar como antienvejecimiento.

MICHAEL MURPHY


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