miércoles, mayo 13, 2015

MUERTE DIGNA




DEBEMOS DE LUCHAR POR QUE UNA BUENA MUERTE OCURRA EN EL MOMENTO Y LUGAR ADECUADO.
 Desde la antigua Grecia hace 2500 años  se menciona la necesidad de una buena muerte. Actualmente debido a que en los hospitales los cuidados al final de la vida son muy agresivos, no hay cuidados paliativos suficientes y las leyes del suicidio asistido son indebidamente restrictivas es imposible para la mayoría de las personas morir con dignidad. NO HAY PEOR MUERTE QUE UNA MUERTE HOSPITALARIA. Morir bien significa morir en casa. Para reconocer esto se requiere de preparación y reconocer que la muerte es una condición necesaria, y de hecho deseable, parte de la vida.

Los antiguos griegos entendían el valor de la muerte. Aurora una Diosa Griega, se enamora profundamente de un hombre mortal y logra que todos los dioses le concedieran la inmortalidad. Pero Aurora no pidió a los dioses que le concedieran el don adicional de la eterna juventud; por lo que su amado vivió, pero en un estado de vejez dolorosa y progresiva. Su deseo fue entonces la muerte, pero esto es propio de la condición humana. 

 Nadie puede engañar a la muerte, sin embargo se puede luchar por una buena muerte, que se produzca en el momento adecuado y en el lugar adecuado.

 Una de las mejores decisiones en la vida es la preparación para una buena muerte. La mayoría de los pacientes dicen según una encuesta que quieren morir en casa, pero solo una minoría se dán cuenta de este deseo razonable. Una vez que se llama a la ambulancia por una enfermedad grave y terminal, se inicia una reacción en cadena de caos en la medicina moderna que  se convierte en inevitable.  El paciente estará sometido a estudios hospitalarios, tratamientos agresivos, colocación de aparatos y sondas y se iniciará una lucha contra la enfermedad muchas veces inútil.

 En lugar de ir al hospital, el enfermo terminal puede recibir cuidados paliativos en casa. Esto no solo es más agradable y digno, sino que también provoca mayor longevidad, quizá porque reduce los riesgos sustanciales de errores médicos e infecciones hospitalarias. En la muerte como en la vida muchas veces hacer menos es lograr más.  Se tiene que aumentar la práctica de cuidados paliativos en casa ya que se reduce drásticamente la frecuencia de una muerte hospitalaria dolorosa.

 Para esta buena muerte domiciliaria, se requiere una re-educación dirigida a pacientes, médicos, enfermeras, hospitales, compañías de seguros y líderes políticos. Se debe aprender sobre los cuidados paliativos y apreciar y difundir lo que sienten las personas antes de morir en los hospitales muchas veces sujetos a procedimientos médicos y quirúrgicos con muchos riesgos, inútiles, crueles e innecesarios.  Debemos volver a la práctica antigua y de larga tradición de morir en casa con una cálida y cariñosa despedida de familiares y amigos cercanos. Se debe evitar que en los últimos momentos de nuestra vida el ambiente sea entre médicos, enfermeras y personal de hospital todos ellos extraños.

 Lo anterior es muy convincente y no debe ser controversial cuando se trata de personas con enfermedades terminales.

El problema puede ser cuando se trata de personas que sufren de una enfermedad crónica, no terminal. Enfermedad que está causando dolor y/o discapacidad extrema e incurable.  La mayoría de la gente se atiende utilizando todos los recursos, con el apoyo de familiares incluso en las peores circunstancias. Sin embargo la asistencia médica debe considerar la liberación de una vida insoportablemente dolorosa. En estos pacientes no terminales hay factores que hacen más complicada la aplicación de cuidados paliativos.

 Por motivos religiosos, políticos, ideológicos la muerte asistida lamentablemente sigue siendo rechazada por el “carácter sagrado de la vida”. La sociedad, los políticos que luchan enérgicamente contra “el derecho a morir” no han tenido por lo general experiencias en relación al sufrimiento extremo que acompaña a las enfermedades crónicas y graves. Muchas personas  sienten que la vida con sufrimiento por enfermedades crónicas no es digna de ser vivida, pero pueden sentirse diferente si piensan que en la vida del mañana será diferente, especialmente si reciben tratamientos que alivian el dolor, tienen apoyo financiero y apoyo social, y además asesoramiento psicológico. Con estos apoyos los sentimientos suicidas pueden cambiar mes con mes. No deben elegir morir, solamente basándose en cómo se sienten en su peor día.

 Los enfermos no terminales con enfermedades crónicas y sufrimiento se pueden sentir presionados para elegir la muerte por la percepción de que sus familiares piensen que son una carga y ellos preferiría verlos muertos.  Esta es la preocupación que muchas veces tienen los discapacitados físicos. Otros factores para estas personas son que tradicionalmente la medicina tiende a la curación, no al asesinato. Y se preguntan si de acuerdo a la ética médica los médicos pueden ayudar a la muerte del paciente, y ciertamente ningún médico tiene la obligación de hacerlo cuando esto viole sus creencias éticas o religiosas. Sin embargo cada vez hay más médicos ahora que están de acuerdo con las leyes del “derecho a morir”.

 En otros casos, un problema puede ser cuando las personas sufre de una enfermedad extrema y tiene deseos suicidas, llegando a ser un problema psiquiátrico y que requiera de tratamiento psiquiátrico. Sin embargo más que tratamiento psiquiátrico, ellos pueden pensar que tienen esa opción como un acto completamente racional y útil.  La vida es hermosa, y uno se aferra así a la vida, excepto cuando se convierte en una tortura sin fin debido a una enfermedad terminal. Debería haber una ley para poder morir en aquellos cuyas vidas se hacen insoportables por una enfermedad incurable.

 Cada vez es más común en varios países, que se considere a la muerte como algo de lo más humano. Por supuesto que las leyes y escritos deben ser cuidadosos para evitar el abuso y los juicios apresurados. Todo esto debe implementarse con criterio y con una estricta supervisión. Se debe proteger el bienestar de los que quieren atacar la enfermedad al máximo, y también se debe proteger el derecho ciudadano a una muerte digna para aquellos cuyo dolor es crónico e incurable. Cada vez, las leyes y normas en relación a estas cuestiones se hacen menos controvertidas.

 En Estados Unidos en el estado de Oregon, se han permitido en 17 años 752 muertes por leyes, con una edad promedio de muerte de 71 años, y la mayoría por cáncer. Sin demandas judiciales. En Países Bajos la experiencia exitosa es de poco más de 30 años.

 Los cuidados paliativos y el derecho a la muerte pueden convertirse rápidamente en una parte integral de una buena práctica médica de rutina.

Allen Frances, psiquiatra y profesor emérito de la Universidad de Duke. Blog en el Huffington Post.

 Resumió:

MICHAEL MURPHY


2 comentarios:

Anónimo dijo...

HOLA MICHAEL, APENAS EN UNA REUNIÓN ESTUVIMOS HABLANDO ACERCA DE LA EDAD Y EFECTIVAMENTE TODOS QUEREMOS LLEGAR A UNA EDAD MADURA GOZANDO DE SALUD, NOS ATERRA TENER ALGUNA ENFERMEDAD EN LA QUE DEPENDAMOS DE OTRAS PERSONAS, EN PARTICULAR A MI ME DA TERROR PERDER LA VISTA, PORQUE CONOZCO PERSONAS QUE HAN PERDIDO LA VISION Y LOS FAMILIARES NO LES TIENEN LOS CUIDADOS QUE NECESITAN ESTAS PERSONAS.
YO CREO QUE TODOS PENSAMOS QUE SI LLEGAMOS A UNA EDAD MADURA LLEGUEMOS BIEN, SIN DEPENDER DE OTRAS PERSONAS, TANTO ECONOMICAMENTE,COMO FISICAMENTE.

Michael_M dijo...

Totalmente de acuerdo con tu comentario, todos quisiéramos seguir viviendo sin depender de los demás, pero de alguna u otra forma necesitaremos del apoyo de personas jóvenes. Lo malo es que ese apoyo no es adecuado en la mayoría de las familias y son muchos factores que intervienen. La muerte digna hay que considerarla cuando alguno de nuestros familiares se encuentra en un estado agónico ó incurable terminal, proporcionándole comodidad, bienestar y compañía en sus domicilios.

Michael Murphy